Economía y Mercado - Diario El Pais de Uruguay - por JORGE CAUMONT
Aunque con poca frecuencia se alude a su concepto original -el surgido tras la Revolución Francesa en el Siglo XVIII- hoy las referencias a una derecha política están más asociadas a las corrientes conservadoras, al liberalismo económico y al capitalismo, para lo que el individualismo es condición básica.
La izquierda política es, por oposición, la que supuestamente está vinculada al cambio -y no al conservadurismo de cierta situación y del statu quo-, la que pregona al colectivismo, al intervencionismo estatal y a la igualdad social contra la libertad individual para procurar el beneficio del propio individuo y así el del resto de la sociedad.
Pero la realidad de las últimas décadas nos muestra una evolución de esa izquierda política. En nuestro país, como antes ocurriera en Europa, esa evolución tiende a acercarla a la derecha y a diferenciarse de ella tan solo en el intervencionismo para repartir ingresos o riquezas de modo de cumplir con su objetivo igualitario.
No hace mucho tiempo se pregonaba el control de precios pues se suponía que con ello y dejando libres a los salarios, el ingreso se redistribuiría adecuadamente entre los miembros de la sociedad. Pero el control de precios probó ser ineficaz para ello, genera mercados negros y un incentivo para la mala calidad tanto de productos como de servicios. Por lo tanto, la izquierda política decidió mantener la libertad de los precios de la inmensa mayoría de los productos y servicios que se transan en la sociedad.
Tampoco la izquierda impulsaba desgravar importaciones pues el proteccionismo a la industria nacional se veía como la forma de ocupación mayor de trabajadores. Sin embargo, de aquellos aranceles y medidas de efectos arancelarios que llegaban a 2.000% hace tres décadas y que -como antes las prohibiciones de importar- impedían todo tipo de compras en el exterior, hoy solo queda el recuerdo de algún historiador y la aceptación general e incluso la propuesta de profundizar en la reducción del arancel externo para importaciones desde afuera del Mercosur. Pocos son los que ahora recuerdan la permanente brega que hubo durante mucho tiempo entre los colectivistas que proponían el control de la tasa de interés, fijarle un tope, y los liberales que justificaban la conveniencia de la libertad del costo del crédito. Como pocos son los que recuerdan los controles de cambio y tampoco las permanentes propuestas de la izquierda colectivista de impedir la libertad de las transacciones en monedas extranjeras, defendida por quienes creen desde siempre en el liberalismo económico.
Recuerdos similares abundan. Avanzar en el colectivismo era lo que más se propugnaba y lo que desde hace unos años se ha venido abandonando. La propiedad estatal de los bancos, del sistema financiero en general y la intervención a ultranza en el comercio exterior eran banderas de la izquierda ya olvidadas, contrarias a las posiciones de los que por ser las suyas diferentes, se les calificaba de derecha.
AVAL AL CAPITALISMO. Uno de los principales objetivos del actual y del próximo gobierno es el aumento de la inversión privada. Fomentarla no es otra cosa que avalar al capitalismo pues en el contexto de la libertad de acción del empresario que invierte está implícita -se propugne o no- la aceptación de la ganancia del inversor. Nadie invierte si no se le asegura su derecho a recibir el fruto de su actividad.
El colectivismo ha dado paso al capitalismo y así es como debe verse el gran paso que se ha dado desde la izquierda intransigente hacia una posición que antes se veía enteramente como de derecha. Más aún, para apuntalar al capitalismo y al derecho de los inversores, la izquierda ha abandonado la oposición a lo que siempre ha sostenido la posición contraria a sus postulados: que las deudas se deben pagar. Contrariamente a lo que antes se impulsaba, una vez en el gobierno, la izquierda ha honrado la deuda pública hasta en sus últimas consecuencias borrando de los cálculos de los inversores y prestamistas del país, gran parte del riesgo que antes existía. No se menciona más la formación de un club de deudores latinoamericanos ni otras cosas por el estilo pues como desde siempre se les había indicado, deshonrar la deuda era sumir al país en la miseria que se decía que evitaría el no pago de las obligaciones financieras.
Entonces, ¿cuál es hoy la diferencia entre la izquierda uruguaya y el movimiento tildado derechista en nuestro país? No es ni más ni menos que la diferencia que existe entre la forma cómo cada uno piensa que se deben nivelar los ingresos de la población. Desde el punto de vista económico al menos, el único cambio ha sido la intervención estatal para llegar a ese tipo de situación.
El impuesto a la renta personal y el impuesto que ahora financia a la salud es la gran diferencia. Mientras unos sostienen que eso mejora la distribución del ingreso, los otros creen que existen caminos más eficaces y eficientes. En Estados Unidos, el primer país que optó por camino similar en el albor del siglo pasado para mejorar la distribución del ingreso, la evidencia muestra que el resultado obtenido fue el opuesto. El paso del tiempo probablemente indique algo idéntico para el caso uruguayo, algo que hoy aún es difícil de probar pues es una reforma cuyos resultados se materializan en el mediano y largo plazo y no en período inmediato.
La izquierda uruguaya se ha movido hacia la derecha. Y no al centro, pues luego de haber estado negándolas y renegándolas por ser de extrema derecha, son muchas las cosas que ha pasado a reconocer y a aceptar
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