La imagen pública de los empresarios uruguayos en muy mala. Sólo un 7% de los padres quieren que sus hijos sean empresarios, pero el 63% quieren que sean empleados públicos.
También la gente asocia “negocios” con algo turbio y cuasi delictivo. El 70% creen que “no es posible hacerse rico en Uruguay trabajando honestamente” y sólo un 25% creen que los que tienen riqueza la obtuvieron por sus propios méritos.
El 75% restante cree que son ricos porque “nacieron ricos”, “se aprovecharon de otros” o “tuvieron suerte”.
El caso de FRIPUR no ayuda en nada a la imagen del Empresario-Emprendedor, sino que fortalece la imagen del Empresario-Aprovechador-Estafador. Y este paradigma es terriblemente limitante para el desarrollo de una sociedad. Si la gente cree que para hacer negocios, necesariamente tendrá que estafar, manipular o sacar provecho de otros, fortalecerán la creencia –también empobrecedora- de “más vale pobre, pero honrado”.
FRIPUR está manejando muy mal su imagen y la imagen de todos los empresarios. En un comunicado que sacó a página completa a la opinión pública en ningún momento dice: “Nosotros no hicimos nada de lo que nos acusan”, “Vengan a nuestra planta, hablen con todos nuestros empleados, revisen todos nuestros registros”. Nada de eso. Sólo utilizaron términos vagos y genéricos diciendo lo buenos que son, amenazando con juicios para que no sigan hablando del tema y dejando un mensaje del tipo “Too Big to Fail” (demasiado grande para quebrar).
No sé si FRIPUR es culpable o inocente. Pero sí sé que en Nueva Zelandia, Finlandia o Canadá, estas cosas no sucederían. Para empezar, ningún empresario tiene que hacerse cargo de los costos de las fiestas públicas ni de bandas presidenciales. Se gastan millones en estupideces (como por ejemplo pagarles un plus a los empleados públicos del parlamento) y por otro lado se “manguean” U$S 15.000 para pagar la fiesta de la asunción presidencial. Como si se tratara de una “vaquita” para un asado entre amigos.
Segundo, cuanto más alejados estén los empresarios de los gobernantes, mejor será para la imagen de ambos y para la imagen de la República. Comparen la diferencia. En Nueva Zelandia nombraron un Ministro de Transporte que tenía un hermano dueño de una empresa de construcción vial que contrataba con el Estado. El Ministro se auto-impuso la siguiente condición: no hablar con su hermano si no había testigos delante de ellos dos. Nada de llamadas para el cumpleaños, ni para ver cómo están los sobrinos. Ni una palabra a solas mientras fuera Ministro. Eso es construir República y condiciones transparentes para emprender. Por eso Nueva Zelandia figura en los primeros lugares del Ranking Doing Business y también en los de Transparencia Internacional, Calidad de Vida, Ingreso per cápita y tantos otros. En Nueva Zelandia, los políticos, jueces, empresarios y funcionarios no se juntan en ningún Club Armonía.
Sería bueno ver que las Cámaras Empresariales hablaran de estos temas y llamaran la atención a sus asociados cada vez que se dan estos solapes de roles. Si no lo hacen muchos creerán que “el silencio otorga” y que las Cámaras defienden a sus socios malos empresarios como los Sindicatos defienden a sus socios malos trabajadores.
Porque reivindicamos el rol moral del emprendedor en la sociedad, como creador de valor y trasmisor de valores es no podemos dejar este tema sin mencionar y sin actuar. Y hoy Lunes, es el mejor día para comenzar.
¡Gracias a dios es Lunes!
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