Sólo durante el mes de Febrero de 2011 se abren las puertas para que unos 730.000 "clientes" de las Mutualistas (medicina privada prepaga) puedan cambiar de Institución. Pero nos largan al ruedo con los ojos vendados, sin información adecuada para poder tomar una decisión racional.
El Estado uruguayo, que se mete en tantos lugares donde no debe y que tan mal realiza las tareas esenciales que sí debe hacer a la perfección, debería publicar mediciones e indicadores de gestión de cada Institución de Salud para que los "clientes" podamos elegir con fundamento.
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Hoy no tenemos información clara sobre los pros y cons de cada Institución: ¿cuál atiende más rápido? ¿cuál tiene el mejor plantel de médicos pediatras? ¿es fácil calcular los costos de un tratamiento? ¿qué mecanismos de indemnización tienen en caso de cometer errores? ¿cómo es su situación patrimonial?.
Como no hay un ranking ni una evaluación en base a la Calidad del Servicio que ofrecen (por ejemplo utilizando la Escala Servqual) cada usuario tomará su decisión en base a sus propias y breves experiencias personales.
Lo mismo sucede con la Educación: ¿Cómo sabe usted que el British es mejor que el Elbio Fernández? ¿O que el Liceo 15 es mejor que el IAVA?
Preocupa que uno de los criterios más tenidos en cuenta para elegir la Mutualista sea la "cercanía". Lo mismo sucededía a la hora de elegir un Banco. Luego nos quejamos si se nos muere un pariente por mala praxis o si el Banco se nos queda con nuestros ahorros.
Debemos exigir información confiable y entendible. Nos las deberían suministrar las propias Instituciones aún cuando el Estado no se las exija; deberían reclamarla las Cámaras Empresariales a sus miembros para motivar a mejorar el Management de sus miembros; las deberían publicar los organismos de Defensa delConsumidor; las Universidades podrían estimular a sus docentes a investigar sobre el tema y a sus alumnos a preparar monografías. En fin, el tema debería estar servido en todas las mesas, no sólo en la del Estado o en la de los políticos.
La actividad privada debe defender el valor de la información clara y transparente como una de las mejores armas para el crecimiento sano de una economía. Al no disponer de esta información, es más fácil que seamos "guiados" por un "mesías", que los malos empresarios aprovechen a prestar servicios de baja calidad mientras tienen de "rehenes" a sus clientes. Esto sólo contribuye a seguir dañando la imagen del empresario y sin empresarios no hay inversión y sin inversión no hay progreso.
Reclamémosle al Estado que cumpla su función de informar. Y también -y hasta con más vigor- reclamemos a los empresarios privados a que brinden esta información. Los buenos no tendrán problema en hacerlo. Y son los buenos los que elevarán a los malos a mejorar. De no hacerlo, lo malos arrastrarán a los buenos. Y ya sabemos lo que sucede cuando premiamos a las personas por sus vicios y las castigamos por sus virtudes.
Guillermo Sicardi, MBA
ver noticia completa en El Observador del día 01/feb/2011
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