Martin Varsavsky se hizo famoso en Uruguay cuando dijo que Uruguay no tenía banda ancha de verdad. Ayudó a destapar la olla, y a darle más fuerza a un reclamo de muchos. Pero este empresario argentino, radicado en España, tiene mayores cartas de presentación: siete empresas creadas, y otras tantas capitalizadas, amén de que se codea a diario con los fundadores de Goolge o Skype, o se da el gusto de cenar con Barack Obama. Incluso, en España querían que el encabezara la versión local de El Aprendiz de Donald Trump.
Varsavsky, como buen argentino, vacaciona en Uruguay. En el ’95 compró un terreno de 14 h en José Ignacio, donde tiene su chacra. Si bien no tiene negocios con Uruguay (aunque podría llegar a tenerlos…), se declara amante de nuestro país. En los últimos veranos, su figura ha sido más notoria.
En 2010 estuvo en la segunda edición de Punta Tech Meetup, y ahora en 2011 volvió a repetir. De este evento les compartiré luego. Y este lunes 10 de enero, el empresario dedicó un tiempo para compartir una amena e interesantísima charla en Zonamerica. La idea era hablar un poco de FON y las posibilidades para Uruguay, pero sin nada concreto. Y también aprovechar las ideas y consejos de esta mente brillante, que no defraudó. Lo que era una charla de una hora se extendió a casi dos, y nadie quería que terminara.
Con formato living distendido, que va muy bien con el look bermuda, camisa afuera y championes de Martín, el minievento se realizó en el edificio Biotec. Allí Guillermo Sicardi de Solution Alliance ofició de ‘Susana Giménez’ (aunque el dijo que prefería ser un Larry King) y levantó unos interesantes centros que Varsavsky convirtió en golazos.
Aquí una primera parte de la charla y frases sueltas, ya que no me da mucho el tiempo para seguir con la nota. En otro entrega les compartiré de lo que se habló de FON:
Uruguay además de ser pequeño, tiene la desventaja de su ubicación y de que está rodeado de agua. Aquí es mentira que hay un hub, para eso hay que ir un poco más y llegar a Argentina o Chile. Pero, ¿entonces, cómo puedo luchar contra esas desventajas? Mirando lo que hice yo, ¿qué se puede hacer similar en Uruguay?… Hay que trabajar primero en mejorar la educación, y realizar proyectos de telecomunicaciones y energía, porque terminarán ayudando a desarrollar el país.
Lo bueno de las exportaciones tecnológicas es que son virtuales. Pero en las zonas francas –apuntando a Zonamerica– ya no se mueve nada físico. No ves todo el tiempo a camiones cargando y descargando. Ya no es negocio hacer que los paquetes pasen por Uruguay; hay mejores precios. En ese sentido, Uruguay pierde su ventaja. Los productos son de la mente. Por eso hay que destinar más tiempo a pensar buenas ideas.
El gobierno es accionista de todos los uruguayos. Y una forma de invertir es en la educación de todo el país, así luego le cobrás mayor cantidad de impuestas. Suena duro, pero es una realidad que funciona. Hoy es posible hacer desde Uruguay una empresa que sea global.
Con un socio creamos Eolia, una empresa de energías renovables que hoy factura más de US$ 1.000 millones.
Pero ser chico tiene sus ventajas. En países como Argentina tenés mayor escala, y por ahí más oportunidades de negocio. Pero a la larga tus acciones te llevan al anonimato. En los países chicos la ventaja es que las personas se conocen y se tienen más confianza, y eso es vital para la cultura emprendedora. Pero como contrapartida, en los países chicos se tiene miedo a hacer al ridículo (somos pocos y nos conocemos) y miedo al destacarse, ya que lamentablemente padecen de un problema serio de envidia.
Los emprendedores deben perder el miedo al fracaso, y a hacer el ridículo, porque resulta que luego su idea no era tan ridícula.
Los países como Uruguay deberían tener “leyes bebés” para combatir la mortalidad de las empresas en su infancia. En muchos países aunque el proyecto fracase hay que pagar a los empleados, aunque no haya dinero. No es que sea partidario de los despidos masivos, y para nada dejar a nadie sin lo que le corresponde, pero los proyectos nuevos deberían llegar a un acuerdo en el momento de las contrataciones para que los empleados también asuman el riesgo de estar en una empresa bebé.
Cuando llegué a España encontré un vacío emprendedor. En vez de ser el inmigrante que fue a limpiar baños, me dediqué a hacer el “trabajo sucio” de emprender. Fundé Jazztel, Viatel, Ya, que vendí en millones de euros… Creo que la última ‘gran empresa’ de España fue ‘robarle’ el oro a los latinoamericanos (risas…).
Es un mal criar hijos para que sean empleados públicos. Por ahí quizás los uruguayos heredaron eso de los españoles.
Aquí hay una mentalidad como si el secreto de todo pasar por vender y comprar tierra. Vendedo, compro, vendo, vendo y compro… (en referencia a los que pasa en José Ignacio, donde tiene su casa de veraneo). La gente se la pasa vendiendo y comprando, pero en vez de gastar tiempo en estupideces debería invertirlo en pensar ideas que valgan la pena. Primero que soy judío, y una generación antes de mí, eliminaron a buena parte de la faz de la Tierra. Me crié en un barrio de Buenos Aires donde había una semi guerra civil.
Mi padre fue científico, y cuando no lo raptaba la guerrilla, lo hacía la derecha. Mi primo de 17 años desapareció sin saber que fue de él. Luego, cuando pudimos emigrar lo hicimos, y al poco tiempo mi padre murió a los 47 años de un infarto; así que nos quedamos huérfanos y sin dinero… El riesgo de hacer negocios no se compara con todo esto.
Así que empecé muy mal. Tuve muchas cosas que probar a la humanidad, y eso fue lo que me movió a emprender. Fui muy rebelde, y para ser emprendedor hay que ser rebelde.
agradecemos a David Gómez esta excelente nota (como todas las suyas)
David es periodista, especializado en tecnología y director de Social Media, empresa especializada en reputación on line y marketing digital.
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