“El presidente tiene su idea de ir reduciendo de a poco el peso de los departamentos en favor de las regiones. Considera que el país es demasiado pequeño para tener 19 divisiones y por tanto aspira a concentrar sus políticas según las características territoriales.” El Observador, Enero 26 de 2011.[1]
Esta propuesta del Presidente Mujica es tan sensata como antigua. Pero los compromisos con el pasado, los pequeños intereses involucrados y la mentalidad pueblerina que nos caracteriza, frenará este proceso.
Dice Peter Drücker:[2] “… realizar el futuro implica siempre desechar el pasado. La clave para hacer algo para mañana es desembarazarse de lo que ya no es productivo, de lo que envejecido, de lo obsoleto.
Debemos preguntarnos: “Si hoy no estuviéramos comprometidos con esto, ¿lo intentaríamos? Si la respuesta es negativa corresponde extraer la consecuencia: ¿cómo podemos eliminarlo ... y rápido?
Es notorio que a ningún ser racional se le ocurriría dividir un territorio de 180.000 km2 en 19 circunscripciones territoriales, con 19 Intendentes y 589 ediles.
Por ejemplo: ¿Por qué las dos Intendencias coloradas (Salto y Rivera) no tienen un mismo staff de Directores y un mismo Plan Estratégico para su región? De esta manera les ahorran a los contribuyentes unos cuantos millones de pesos y podrían demostrar que son un Partido político con la capacidad de pensar el país “a lo grande” y que tienen un modelo de gestión replicable en favor del contribuyente.
La respuesta la da el propio Drücker: dice que en las instituciones públicas “se pagan las buenas intenciones … se le paga el hecho de no provocar el desagrado de interesados importantes … lo cual la orienta equivocadamente … y tienden a no hacer lo que corresponde.”
Y la clave está en entender para qué existen las Intendencias: “Sólo si se definen metas pueden asignarse recursos a su realización, determinarse prioridades y fechas y obligar a alguien a rendir cuenta de los resultados.
Pero el punto de partida del trabajo efectivo es una definición del propósito y la Misión de la institución, algo que casi nunca puede obtenerse”.
Dr. Guillermo Sicardi, MBA
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